Los Barrios
Este tipo de platos, con casquería, no me gustaron hasta que ya fui mas mayor. Y es que de niños nos negamos a probar platos nuevos o, que se salgan de lo que nos prepara mamá habitualmente. Aunque pensándolo bien, ¿No os ha pasado que vuestra madre os dio a probar sin que vosotros lo sospechara hígado u otro alimento? Porque a mí si me ha pasado, el decir uy! mamá que bueno está esto y cuando ya lo había terminado decirme: pues has comido tal cosa… Aaahhh!! ya no había remedio ya había llegado al estómago.
Ayer os expliqué como cocino el puré de patatas y os dije que iba muy bien con los filetes empanados; pues me he acordado que también va estupendo como acompañamiento de unas salchichas con ajo y vino blanco.
Esta es otra receta que utilizaba en mi época de estudiante, ahora la hago menos, pero de cuando en cuando cae.
El puré de patatas lo hacemos sobre todo para acompañar los filetes empanados o «carne empaná» como decimos por aquí 🙂
Es rápido y sencillo de hacer, sólo hay que estar dispuesto a esperar un poco a que se hagan las patatas y aplastarlas con un tenedor. No me gustan esos purés que son muy finitos, me gusta encontrarme de vez en cuando con un trocito pequeño de patata. Ahora a esta forma de presentar el puré, que es como lo sirve mi madre desde que tengo recuerdos, lo llaman «rústico» 😮
Esta torta la suele hacer mi madre en invierno, se toma en el desayuno o en la merienda, para acompañar un café con leche o lo que tercie.
La hemos llamado torta pobre, porque normalmente los ingredientes los tenemos en casa y son baratos.
