Este plato lo prepara mi madre los jueves o viernes santo, aunque, yo lo suelo hacer de vez en cuando porque nos gusta mucho en casa.
La forma de preparación que os expongo es la que yo hago, aunque ya sabéis que existen muchas formas de prepararlos. Yo parto de deberes bien hechos: los garbanzos los tengo congelados y el bacalao lo compro desalado, puede que los mas puristas digan que no es un auténtico potaje de garbanzos con bacalao, pero creo que hay que aprovechar las nuevas formas de presentación de los alimentos, y, con el poco tiempo que disponemos hoy día, tenemos que buscarnos las «mañas» para poder ganar algunos minutos.
Hace unos meses publiqué un artículo que hablaba sobre los platos que se pueden preparar con el caldo del puchero. A ver si poco a poco voy subiendo los platos que preparo. Hoy ha tocado preparar el caldito, junto con los garbanzos que sobraron, con judías verdes y calabaza. Espero que a vosotros también os guste.
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El sábado vi unas judías verdes que tenían muy buena pinta y, se me apeteció unas judías verdes en tomate. Esta, como otras muchas recetas, las hacía mi madre para mi padre y para ella, pues a nosotros no nos gustaban las verduras. ¿Qué raro en los niños no? Pues ahora soy yo la que las hago para mi marido y para mi, a la niña le hago unas pastas y sólo le pongo la salsa de tomate, sin que lleve nada judías, es que la señora no las quiere ni ver, en fin que ya las preparará ella cuando sea mayor y tenga hijas, o no? 😉
Esta forma de preparar la carne picada es una buena opción para cocinar en un rato un almuerzo o cena. A mi me gusta mucho porque es plato único (o por lo menos nosotros así lo estimamos) y con unos 20 minutitos de preparación y 5 ó 6 de gratinado lo tenemos preparado, con un vinito tinto está delicioso.
